jueves, 11 de mayo de 2017

Reseña| El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima

Buenas tardes lectores! hoy os traigo una reseña de un libro que llevaba un tiempo queriendo leer, se trata de El marino que perdió la gracia del mar del escritor Japonés Yukio Mishima. Hace un par de años leí El Rumor del oleaje, también de Mishima, y quedé fascinada por su prosa y por la sensibilidad y melancolía que desprende, por ello tenía ganas de volver a leer algo suyo.


Ficha técnica



Título: El marino que perdió la gracia del mar


Autor: Yukio Mishima

Editorial: Alianza editorial

Páginas: 196


Sinopsis editorial


Relato de una traición ignorada y de una idealización frustrada, EL MARINO QUE PERDIÓ LA GRACIA DEL MAR (1963) es una inmejorable forma de introducirse en el singular universo creativo del japonés YUKIO MISHIMA (1925-1970). Valiéndose de una prosa inconfundible, que sugiere tanto como dice y que utiliza con extraordinaria habilidad los silencios y las elipsis para dotar al relato de un ritmo característico, Mishima retrata en esta breve novela a través de su protagonista, Noboru, el abismo insalvable que se abre como una herida palpitante entre el desesperado intento de un clan de adolescentes de hallar su ubicación en el mundo mediante un código de conducta ya periclitado, y una sociedad ya irremediablemente convulsionada y despojada de su primigenia armonía tras la traumática derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Opinión Personal


El marino que perdió la gracia del mar es una novela corta ambientada en el Japón de los años 60 que sigue a tres personajes. Noboru, un niño de 13 años que intenta encontrar su lugar en el mundo; Fusako, su madre, la cual se siente sola debido a la muerte de su marido años atrás; y Ryuji Tsukazaki, un marino que se siente más cómodo en mar que en tierra.




En un primer lugar se nos presenta la difícil relación, madre e hijo, de dos de los protagonistas como consecuencia del choque generacional entre los adultos y los jóvenes, entre la cultura tan arraigada en el pasado y las nuevas ideas.

Por otro lado nos encontramos con Ryuji, un marino que ha dedicado su vida al mar esperando encontrar una gloria que cree reservada para él. Un día, gracias al interés de Noboru por el mar y los barcos, conoce a Fusako y a raíz de ahí comienzan una relación amorosa. Este cambio en su vida le abre nuevos horizontes en tierra y propicia que empiece a replantearse su vida en el mar y la supuesta gloria que cree le espera en él.

Noboru, por su parte, al principio considera a Ryuji un héroe pero conforme pasa el tiempo la simpatía que le merece se torna en desagrado. Este cambio de parecer tiene que ver con la forma que tiene Noboru de entender el mundo y a los seres humanos que habitamos en él.

Esto nos lleva a la otra premisa que se nos presenta en la novela a través de Noboru y su grupo de amigos de la escuela, que liderados por el “jefe” (también un niño de 13 años) se reúnen y debaten entre ellos sobre cómo es el mundo y cómo debería ser. Sus ideas giran en torno a la vaciedad del mundo y por ende a la necesidad de llenar los huecos que hay en él. Están descontentos con la sociedad y consideran que deben traer el orden a un mundo que, según ellos, está en caos. Su objetivo es lograr un poder real sobre la existencia y para ello ponen en práctica lo que llaman la ausencia de pasión más absoluta.

En esta parte de la historia se nos muestra el lado más oscuro del alma, la maldad que hay dentro de nosotros y que puede florecer y salir si se dan las circunstancias adecuadas. Una maldad alimentada por ideas peligrosas dirigidas por un líder carismático, en este caso el “jefe”, el cual arrastra a todos con él.

La prosa del autor es maravillosa, muy fluida y sensorial. Es capaz de transportarte a cualquier lugar con sus descripciones. Leyendo sus libros uno es capaz de oler la sal del mar y sentir la brisa marina en la cara incluso aunque se encuentre a 500 kilómetros de él. Leer a Mishima es como deslizarse por una superficie, unas veces suave y otras no tanto, como el propio mar.

Respecto al carácter de la historia que se narra en esta novela tengo sentimientos encontrados pues la parte del libro que corresponde a Noboru y su grupo de amigos me ha descolocado totalmente porque no sabía realmente a qué me enfrentaba.

No es una novela amable, es una historia dura. No se centra únicamente en la historia de amor entre Fusako y el marino, ni en la relación familiar de Fusako y Noboru, sino que hacia el final de la novela va cogiendo fuerza la trama de Noboru y sus amigos hasta eclipsarlo todo. Mishima nos muestra una realidad dura, de forma sutil pero sincera y sin escrúpulos a la hora de contarlo, incluso desagradable en algún punto dado la crudeza de determinados pasajes. Leí el último capítulo con el corazón encogido sin querer avanzar para no ver con mis propios ojos aquello que sabía que, inevitablemente, iba a pasar.

He tenido que dejar pasar unos días para poder asimilar lo leído y que no interfiriera de manera tan directa en mi opinión sobre esta novela, pues al terminarla estaba horrorizada. Pese a ello considero que es un buen libro. Eso sí, creo que para disfrutar su lectura, antes hay que saber que no es una historia amable.


Puntuación




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